Tipo de Ruta: Circular Dificultad: Media (IBP: 51)
Recorrido: 14,9 km Ciclable: SI
Tiempo Total: 3.53 horas Tiempo en Movimiento: 3:29 horas Altitud
mínima: 715 metros
Altitud máxima: 898 metros Desnivel
positivo: 503 metros Desnivel
negativo: 503 metros
Desnivel acumulado: 1006 metros Fuentes:
NO Sombras: 0%
Recomendada: todo el año Realizada: 20-02-2016 Señalizada: NO
Se me ha
ocurrido andar todo el gran sendero “GR-10” a su paso por la Comunidad de
Madrid. Aunque he pateado tramos coincidiendo con otras rutas; la idea es
recorrerlo íntegramente. Por ello me desplazo hasta Patones de Abajo, donde
comenzare y terminare, la ruta circula que he trazado, para seguir el sendero
desde su entrada en la provincia de Madrid, hasta Patones de Arriba.
Arranco en la Av. Juan Prieto (722m), y ctra M-912; al lado
del ayuntamiento. Sigo hacia arriba, hasta encontrar el Canal del Lozoya (0,34km). Una de las tres conducciones de agua; que parten de distintos puntos del río Lozoya, para abastecer el consumidor núcleo de la capital de España.
Lo tomo a la derecha,
cruzando el Arroyo de Patones y caminando por encima de la enorme
cañería, que es un estupendo camino. El trazado va paralelo a la ctra M-102), y
más o menos a unos trescientos metros de ella. Cruzo el Arroyo de las Cuevas (2,82km), único accidente digno de mencionar y
llego a las Casas del Pontón; asentamiento mientras duro las obras de la presa.
Seguidamente paso el aparcamiento
(4,74km) y cruzo la ctra M-134, finalizando en la Presa del Pontón de la
Oliva (5,2km), en el cauce del Río Lozoya.
Obra realizada durante el reinado de Isabel II. Es una de
las presas más antiguas gestionada por el Canal de Isabel II, hace tiempo
ya en desuso. No obstante, el lugar es un atractivo turístico y los alrededores
muy concurrido por los escaladores.
Madrid sufrió en el 1848, momentos críticos por la falta de agua.
La ciudad crecía rápidamente y los servicios se quedaron desfasados. Sería el
ministro Bravo Murillo, encargado de las obras públicas, quien presento
el proyecto de canalizar, las aguas de los ríos de la sierra
madrileña hasta la ciudad.
Uno de ellos, fue represar las aguas del río Lozoya, en este
embalse junto al Cerro de la Oliva, y entre las provincias de Madrid y
Guadalajara. Construyéndose la presa del Pontón de la Oliva, dese la cual y
mediante un canal de 77 kilómetros, se abastecería de agua a la capital del
reino.
Por aquí viene, una
vez cruzada la provincia de Guadalajara, el gran sendero GR-10, desde su extremo Oriental en Puzol, en
la provincia de Valencia. Una vez admirada esa
bonita obra y su entorno, retrocedo hasta poco antes de la carretera; donde
persiguiendo las marcas blanco y rojo, sigo la vereda que gira a la derecha (5,53km).
Paso junto a las
ruinas de una ermita y enlazo con el camino de servicio del Canal del Jarama
(que va más arriba). Por éste, continuo ascendiendo por la falda del Cerro
de la Oliva y prácticamente en la colina, dejo un desvío a la diestra, que
lleva al yacimiento de la Cueva del Reguerillo; pero que ahora no es el momento
de ver.
Prosigo por la pista,
con las marcas del gran sendero, paso bajo las tuberías del Canal del Jarama y poco después cruzo
la ctra M-134 (7,35km). Y luego un arroyo, por un estupendo puente (7,97km).
Sin dejar el camino
de servicio del canal, paso dos sifones más y coincidiendo con la vaguada del Arroyo de las Cuevas (11,9km), abandono
la pista y trepo por una pronunciada pendiente, de sólo 400 metros, pero que
hay que tomarla con calma, para no atragantarse.
Estoy subiendo el
Cerro de la Bola, que aunque no se pisa la cima, es el momento en que alcanzo
la máxima altura de la ruta (12,8km – 892m), desde el que avisto más abajo, el bonito
pueblecito de Patones de Arriba
(13,3km), el cual cruzo; leyendo los paneles informativos de su
historia.
Abandonado el GR-10, que sigue su trazado hacia El Berrueco, yo salgo de la aldea, por la ctra M-912, que dejo en la primera curva a la derecha, donde sigo de frente la senda que baja directa a Patones de Abajo.
Esta vía discurre por el cañón del Arroyo de Patones (lugar frecuentado por escaladores), y me deja en el cruce con el Canal del Lozoya. Desde el que sólo me resta desandar, los cuatrocientos metros por la calle principal.
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