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Tipo de Ruta: Circular Dificultad: A (IBP: 87)
Recorrido: 13,7 km Ciclable: NO
Tiempo Total: 5:36 horas Tiempo en Movimiento: 4:48 horas Altitud
mínima: 1658 metros
Altitud máxima: 2128 metros Desnivel
positivo: 735 metros Desnivel
negativo: 735 metros
Desnivel acumulado: 1470 metros Fuentes:
NO Sombras: 55%
Recomendada: todo el año* Realizada:
19-09-2017 Señalizada: NO
Descripción:
Se nota que nos hemos
reincorporado, descansados y con ganas de superar la temporada anterior, pues
tras la ruta exigente de la semana pasada, a Cueva Valiente; hoy vamos a
realizar, los Siete Picos y regresar por; el PR-M 8, Senda Herreros, o Senda de
la Pata Cabra.
Partimos de los 1.821 metros, del
puerto, siguiendo la pista asfaltada que lleva a la residencia militar, Los Cogorros. Dejamos el PR-M8, que
gira a izquierda, rodeando la pista de esquí para principiantes y a la
izquierda de la puerta de acceso al complejo, se inicia propiamente, la Senda
Schmid.
Andamos unos metros por ella
y en la primera bifurcación, la dejamos, continuando por el ramal de la
izquierda <señalado con puntos rojos en los árboles> que nos lleva al
extremo Oeste, de la Pradera de Siete
Picos (2,32km), punto de encuentro con la Senda Herreros, por la que
regresaremos.
Desde la dirección que
traemos, giramos un poco a derecha y ascendemos con rumbo Oeste. Y cumpliendo
el pacto con Paco, se pone a la cabeza José Luís, marcando el ritmo y
persiguiendo el rastro de hitos y algunos puntos rojos, sobre los árboles. Pero
la promesa dura poco ¡es que hay algunos componentes! Que parece que en las
subidas se les active el turbo.
El caso es que subimos casi
doscientos metros, en solo ochocientos de recorrido, para arribar a la cuerda
de los picos, muy cerca del séptimo,
el cual alcanzamos (1:16h – 3,45km - 2.138m). Trepamos hasta la cima, con su vértice geodésico, como
corresponde al punto más alto de la zona y aguantando el frío viento, nos
hacemos la foto de grupo, echamos un vistazo a la interminable panorámica; -al Norte, el Valle de Valsaín -al Suroeste, el
Valle de Navalmedio, Cercedilla y los Molinos -al Este, El Puerto de
Navacerrada, La bola del Mundo y la Maliciosa -y al Oeste, el Puerto de la
Fuenfría. Y bajamos echando leches, hasta creo recordar, que los “lentos”
fueron los primeros.
Pasamos el sexto pico, apenas doscientos metros
más adelante, y con otros tantos, llegamos al quinto. Que lo bordeamos por el lado madrileño, ya que el resto del
conjunto; del dos al siete, se pasa por territorio segoviano.
Dejamos atrás el cuarto (4,34km) y llegamos al tercero (1:56h - 4,63km), con ganas de
ver la Ventana del Diablo. Y no
sólo la vemos ¡si no que pasamos por ella!
Cuatro pasos nos separan del segundo pico (4,96km), llegamos hasta
su base, pero desechamos subir a las cimas <pues en realidad son dos
montículos> separados unos metros.
Nuevamente en la ruta,
comenzamos la bajada hacia el primer pico, en las proximidades de la Pradera de
Majalasna. Pasamos una especie de collado, incorporándose por la derecha la Senda de los Alevines, con la que
compartimos unos metros. La cual dejamos para encaminarnos al Pico Majalasna <primero de los siete
picos y único con nombre propio>.
Sin pérdida llegamos a su base y encontramos la manera de pisar su cima.
Más fotos y contemplación de las vistas.
Descendemos y en la Pradera de Majalasna (2:49h - 6,3km),
hacemos la parada para el tentempié, finalizado con el cafelito bien calentito,
acompañado de “medicina y pastitas”, pues no todo va a ser andar.
Reiniciamos la marcha,
cruzando la pradera, enfilamos el PR-M7 y Senda
de los Alevines <olvidando ver la Fuente
de Majalasna y el petroglifo del buitre, que están por aquí>, la vereda
es muy llevadera, si exceptuamos algún pequeño tramo. Descendemos los 240
metros de desnivel, que nos separan de la carretera de la Republica, entre
pinos, en los que vemos las marcas blanco y amarillo del PR. Viendo a poco más
de la mitad del recorrido, una pequeña fuentecita a la derecha del sendero, que
¡oh! sorpresa, mana agua.
Ya en la Pradera de
Navarrulaque (3:34h – 7,75km –1.660m), no queremos dejar de
acercarnos al, Refugio del mismo nombre, sorprendiéndonos por encontrar su
fuente ¡seca! pues a todos, es la primera vez que nos ocurre.
Retrocedemos
al cruce de la ctra de la Republica; con la Senda Alevines <por la que bajamos>, a la izquierda. El GR-10 y Vereda de la Encinillas, que aparece por la derecha. Y entre
ambas; arranca el PR-M8, Senda Herreros o Senda
de la Pata Cabra.
El origen de éste apodo, es desconocido, alguna creencia apunta a que el nombre se debe a los cabreros, que en tiempos pasados, traían a pastar su ganado por éstos parajes.
Lo cierto, es que el trazado desde la Pradera de Navarrulaque a la de Siete Picos, se asemeja a una pata de cabra.
En el inicio hay un gran
banco, con una leyenda en uno de sus respaldos, recordando a Enrique Herreros. Personaje
con una gran dimensión cultural, en la España del siglo pasado. Montañero
<en primer lugar, por lo que nos atañe>, humorista, dibujante cartelista,
periodista y cineasta. Esta ruta fue trazada por él, de ahí este simple monumento,
dedicado por el círculo Aurrulaque.
Así que mentalizados del duro
trayecto que nos espera, atacamos esta travesía, en principio por un amplio
camino, que pronto adapta las dimensiones naturales, de una senda de montaña. Con
pequeñas subidas y bajadas y con esporádicas vistas del Cóncavo de Siete Picos, conocido también como; Hoyo del Terradillo
y Pozo de la Nieve.
En un kilómetro, tras una
curva a izquierda, tenemos las Rocas de Laín Entralgo (4:00h – 9,15km).
Un
mirador situado casi en el centro, del hueco de los Siete Picos. Que la
agrupación Aurrulaque, perteneciente al Club de Senderismo de Peñalara, dedico
a este personaje.
Dos
pequeños bolos de granito, están grabados con; el año del homenaje, uno y el
otro, parte de la carta que el intelectual escribió a Luis de Rosales, a
propósito del Guadarrama. Y desde el banquito, se tiene una espectacular imagen
de la vertical del hueco, así como de las rocas situadas abajo, que hacen de asiento
natural. Sobre la lancha, esta el petroglifo de un dragón.
A medida que nos acercamos al
centro de la curvatura, la senda se hace más estrecha, gana altura y entra en
zona boscosa, aparecen los robles y pasamos junto a la Fuente de los Acebos, a la izquierda y unos esplendidos ejemplares
de esta especie arbórea, a la derecha, muy cerca del Arroyo Pradillo (4:14h - 8,28km – 1.720m). Reguero
que junto al Arroyo de la Venta
y el Arroyo del Regajo del Puerto, conforman el nacimiento del río Guadarrama.
Y aquí se acaban las
contemplaciones, comienza la dura realidad de esta sinuosa travesía por la
vertiente sur de Siete Picos. Es sobre la zona de Los Riscos de Cueva Lirón, donde muestra su cara más abrupta y al
mismo tiempo; más singular y bonita. Ascendiendo en constante zigzag, con
exigentes y continuos repechos.
Cada metro es una aventura, en
que hay que extremar la atención, para no perder de vista; los hitos y marcas
del PR. Así como ayudándose de las manos, para superar ciertos tramos.
La
Senda Herreros, no es recomendable sin experiencia y dotes de orientación,
exigiendo un buen nivel físico. Helada o con nieve, la travesía puede resultar
muy peligrosa, haciéndose necesario ir equipado con crampones y piolet.
Pero como no hay mal que cien
años dure, lo más trabajoso acaba, cuando estamos bordeando el séptimo pico. Setenta
metros más arriba de la Pimpolla Negra,
donde volvemos a ver las cimas de; La Bola del Mundo y La Maliciosa. El nivel
se relaja y la senda gira a izquierda, para recorrer la ladera Sureste del
séptimo pico. Casi manteniendo el nivel, aunque con las lógicas subidas y
bajadas, la senda se estrecha y tiene raíces, que hay que evitar, para no
sufrir un percance, que nadie desea.
Por fin la senda se allana y
ensancha, cuando olemos la proximidad de la Pradera de Siete Picos, en la que aparecemos, en el punto
mencionado anteriormente (5,34h - 11,6km - 1.950m).
Proseguimos por la parte Sur
de esta explanada, persiguiendo las marcas del PR-M8, pasamos junto al
roquedal, del Alto del Telégrafo,
sobre el que vemos la silueta de la Virgen de las Nieves.
Continuamos hasta la antena y
tomamos la senda que parte a derecha, que baja rodeando la pista de esquí para
principiantes. Sufriendo los últimos metros del PR-M8 <puedo decir que
odiado por algunos, según clamores que me llegaban>.
Estos metros finales
son un pedregal, que no hace más que aumentar el cariño que me tenían, los
murmuradores. Que gritan ¡al parecer no hemos tenido suficiente con la Pata
Cabra! Pero lo hemos logrado, desembocamos en la calzada asfaltada y nos vamos
derechos a por la fresca cerveza, que calme la sed y apague los resquemores.