Tipo de Ruta: Circular Dificultad: B / M (IBP: 19)
Recorrido: 3,5 km Ciclable: NO
Tiempo Total: 2:12 horas Tiempo en Movimiento: 1:49 horas Altitud
mínima: 410 metros
Altitud máxima: 481 metros Desnivel
positivo: 396 metros Desnivel
negativo: 396 metros
Desnivel acumulado: 792 metros Fuentes:
NO Sombras:
20%
Recomendada: todo el año Realizada: 17-04-2014 Señalizada: SI
Descripción:
El
Espacio Natural de San Miguel de Fay, está dentro del municipio de Bigas, pero
se accede desde San Felíu de Codinas, por la ctra BV-1485.
El
Monasterio se encuentra situado en un entorno natural, enmarcado por los
precipicios de los Riscos de Bertí, en el Prelitoral Catalán y donde el
río Tenés ha moldeado formaciones en el terreno calcáreo.
El cenobio benedictino de Sant Miquel del Fai, es una iglesia
rupestre del siglo XII, siendo la más grande y mejor conservada de Catalunya. Gombau
de Besora, señor del castillo de Caldas de Montbui, compro las tierras
en 997 a Ramón Borrell y lo fundo; estando habitado ya en 1006, por
los frailes y Guillemund; fue su primer abad.
Los condes de Barcelona y el propio Gombau, donaron
importantes bienes y en 1042, Gombau unió éste convento, con el
de San Víctor de Marsella, para garantizar a su muerte; la
continuidad del cenobio.
El paseo lo
iniciamos cruzando el Arroyo Rossinyol y
traspasando la muralla de piedra; por una estrecha abertura. En la bifurcación,
seguimos de frente para apreciar la perspectiva del lugar desde el lado Este,
solo unos trescientos metros, pues el camino continua en descenso y no apetece
bajar más; para tener que volverlo a subir. De nuevo en el
desvío, nos dirigimos al meollo, entrando en la Plaza de la Abadía y disfrutando de la fachada y sus ventanales
góticos. Luego nos asomamos a la terraza, extraordinario mirador del valle y
llegamos a la capilla.
Con una portada románica, de un arco de medio punto, sobre
un par de columnas rematadas con capiteles. Del altar apenas quedan
algunos restos y en el suelo están sepultados los antiguos abades. En las
capillas laterales hay dos tumbas, atribuibles a Guillem -conde de Osona y
hermano de Ramón Berenguer I, quien, tras renunciar a sus derechos, fue
monje de San Miguel- y a, Andrés de Arbizu -monje navarro que aportó
numerosos bienes al cenobio.
Continuamos
viendo el Salto del Rossinyol,
dejamos el desvío a la Cueva de San Miquel (1,10km);
la más conocida. Pasamos la Plaza del Reposo, buen lugar donde sosegarnos unos
minutos y descubrir el Lago de las Monjas; casi escondido entre las piedras. Proseguimos por
un túnel prácticamente, bajo el Salto
del Tenes, momento muy especial; el de la caída de agua y la vista del
valle a los pies.
Salimos del
pasadizo, bajo otro arco y conectando con el Camino de la Ermita, dejamos el ramal al área de picnic (1,64km) y terminamos en la Ermita de Sant Martí (1,74km) y
guiados por un reducido letrero que hay que adivinar; a la Cueva de les Tosques. Éste
será el toque más aventurero, que nos adentra por una bajada, acrecentada por
la enigmática obscuridad; que no llegara a tanto.
De regreso,
hacemos una parada en el área con mesas y tomamos algo, mientras logramos otra
estupenda vista del conjunto monacal. Continuando en camino de vuelta, entramos
en la Cueva de San Miquel y nos
envolvemos del frescor y belleza de: las estalactitas (colgadas del techo) y
estalagmitas, creciendo desde el suelo; y alguna columna que se ha formado al
unirse ambas.
El
espacio natural, fue comprado por la Diputación de Barcelona, en Junio de 2017
y permanecerá cerrado por obras de mejora, hasta el verano de 2018; según lo
anunciado.
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