lunes, 15 de febrero de 2021

La Acebeda, ruta 1 Cerro del Gargantón, Puerto de la Acebeda, Peña del Avellano, Camino del Helechar

La Acebeda, Cañada Real Segoviana, Arroyo de la Tiesa, Arroyo del Chorranco o de la Dehesa, Montes Carpetanos, Cerro del Gargantón, Puerto de la Acebeda, Peña del Avellano, Alto de la Dehesa, Cordel de la Quebrada, Camino del Helechar, Cordel de la Cueva del Gato, Arroyo del Puerto.


M A P A      P E R F I L      F O T O S      Track KML      W I K I L O C      Análisis IBP

Tipo de Ruta: Circular      Dificultad: M / A (IBP: 99     Recorrido: 18,7 km      Ciclable: NO

Tiempo Total: 6:10 horas     Tiempo en Movimiento: 4:32 horas     Altitud mínima: 1.264 metros  

Altitud máxima: 1.824 metros   Desnivel positivo: 1.090 metros    Desnivel negativo: 1.087 metros

Desnivel acumulado: 2.177 metros      Fuentes: SI      Sombras: 20%     

Recomendada: siempre (atentos a la climatología)    Realizada: 13-02-2021    Señalizada: NO

           

fotos Santiago --- mis fotos

Descripción: 

Primera visita que hago al pueblo de La Acebeda, que debe su nombre a la cantidad de acebos que poblaban esta zona y que hoy en día cuesta encontrar alguno. Como corresponde a la ruta de fin de semana, estoy acompañado de Elena, Nuria y Santiago; además de Teresa y Javier, dos capitalinos que esperamos repitan en futuras salidas.

Desde la misma entrada al pueblo, c/. del Puerto (1.265m) punto más bajo de la ruta y ctra M-978; donde hay un pequeño pilón que recuerda que también es vía pecuaria; seguimos por la calle y antiguo ramal de la Cañada Real Segoviana. Pasando junto a la Iglesia de San Sebastián y la Casa de la Peña –considerada la primera edificación del pueblo- llegamos al bonito y renovado lavadero.

Unos metros antes, una indicación de la Cañada Real, señala el camino a seguir. Pasado un cruce de caminos (donde queda a izquierda el helipuerto) vemos otro abrevadero y cruzado el Arroyo de la Tiesa, se abre un sendero a la izquierda; que da inicio al tramo de dos kilómetros con pendiente media del 13 % y que nos preparará para el siguiente; mucho más atractivo.

Sobre el trazado más o menos de la Cañada Real, en la siguiente bifurcación, también seguimos a la izquierda y con el paisaje típico de la Sierra Norte -vegetación de matorral- cruzamos una acequia que viene de los Corrales del Descansadero de la Fuente de la Umbría, situados bastante más al norte. Una vez dejada a la izquierda la zona de Las Domingueras, llegamos al Abrevadero de la Majada de la Tiesa, (0:52h - 3km – 1.583m) y Arroyo del Chorranco o de la Dehesa.

En éste punto, dejamos la Cañada Real y pisada momentáneamente la Vereda de la Majada de la Loba, llaneamos quinientos metros por un ancho espacio, para encontrar un desvío a la izquierda, que más que un camino, nos parece una pared y ¡oh casualidad! Es por donde tenemos que seguir; así que como se dice, a lo hecho pecho.

Atacamos el segundo tramo de subida con pendiente media del 22% y rampa del 36 -además con nieve y algo de hielo- en el que cada integrante pone su marcha, pero todos vamos con la reductora. Superados los primeros doscientos metros, cruzamos la pista de La Horizontal y continuamos ganando altura, y sorprendiéndonos; cada vez que miramos atrás. Vencida la penosa escalada, hemos llegado (1:38h – 4,65km – 1.788m) a la cuerda de los Montes Carpetanos.

Traspasada la alambrada que separa Madrid de Segovia y los T. M. de La Acebeda con Prádena, marchamos hacia el oeste por el camino/cortafuego que es vía pecuaria Cañada del Arroyo de la Peña o de la Cuerda y senda PR-M 34 ; remontando el Cerro del Gargantón (1.786m), que en ésta dirección no parece ni cerrete tan siquiera.

Hecho el descenso al Puerto de la Acebeda (1.686m) y echando la vista atrás, vemos que efectivamente bien merece la catalogación de cerro. Cruzado un paso canadiense, volvemos a tierras madrileñas; pasamos un pequeño tramo totalmente congelado, que serviría de pista de patinaje y transitamos por la Loma de los Arrieros (1.712m).

Alcanzada la Peña del Avellano (2:45h – 8km - 1.826m), donde precisamente dejamos la cuerda de la Sierra de Guadarrama conseguimos la máxima altura de la ruta. Buscando el lugar para hacer la parada técnica y tomar el reconfortante café, con diversos aditivos según los gustos de cada cual, lo encuentra Santiago entre los pinos, cuyos troncos retorcidos nos sirven de mesa y asiento.

La ruta nos lleva en descenso por el ancho y hoy blanco cortafuego, volviendo a cruzar La Horizontal, antes de llegar al Alto de la Dehesa (1.706m), donde giramos a izquierda y continuamos bajando por lo que fue otro cortafuego. Al final, pasamos una puerta accesible -que Javier se encarga de cerrar- y cuando el camino hace una curva cerrada a siniestra; a la diestra, se dispone de un buen mirador natural.

Al proseguir con la ruta, Elena, que no le ha interesado las vistas, nos saca unos cientos de pies; pero entre que supongo que ha aflojado algo y nosotros que hemos acelerado; nos reagrupamos antes de cruzar un regato canalizado –que coincide con el trazado del Cordel de la Quebrada- y en la siguiente bifurcación, proseguimos de frente para llegar al punto crítico del día. 

Efectivamente, el buen camino se acaba y a la izquierda sube otro reciente cortafuego, la ruta indica que debe haber una senda, que nos lleve al camino que vemos doscientos metros abajo. Y sí, la tal senda existió, pues vemos rastro de ella, pero tuvo que ser en tiempos de los dinosaurios y la vegetación se la ha tragado. Sopesadas las alternativas, decidimos (Santiago y yo) lanzarnos a tumba abierta entre una maraña de matorral y con pendiente que ronda el 50%.

Cruzado una vez más el regato anterior y ya en la bifurcación del aparente buen Camino del Helechar (4:27h - 12km) y Cordel de la Quebrada, sorprendentemente, el grupo nos sigue hablando y en buena armonía continuamos casi un kilómetro más; durante el que conseguimos vadear otro arroyo más que viene de la derecha. Pero resulta que los dos arroyos se han unido y todo el caudal se encapricha en volver a atravesar nuestra senda.

A pesar de que lo intentamos, no hay manera salvo metiendo los pies en el agua (a lo que presupongo que no están dispuestos), por tanto, retrocedemos hasta el desvío y seguimos en el otro sentido del camino que también nos llevará al pueblo. Esto representa sumar unos metrillos más a la ganancia de altitud; haciendo que se superen los mil metros.

Una vez en el altozano, en el suave descenso cruzamos el Cordel de la Cueva del Gato, metros antes de llegar al Arroyo del Puerto, donde vemos como bajo el muro de piedra situado a la izquierda, también mana el agua. Por suerte, toda la suma de caudal pasa canalizada, pero después de unirse otro antiguo camino por la izquierda, la senda se convierte en un barrizal hasta sobrepasar unos corrales a la derecha y un abrevadero a la izquierda.

Unos minutos después, nos cruzamos con un grupo de caballos asturcones, vemos otro pilón a la derecha y con la vista del pueblo, abajo; el camino gira a izquierda, pasa junto al helipuerto y desembocamos en la primera bifurcación que encontramos al inicio. Ya solo nos resta desandar el trozo por la Cañada Real Segoviana y finalizar la más que variada ruta. 

El broche de oro lo pone Elena, al quitarse las botas y calzarse las zapatillas de estar por casa; según dice, salió con prisa y no se dio cuenta que las llevaba. Veremos a ver el próximo día, si no aparece con la bata de guatiné.

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