Tipo de Ruta: Circular Dificultad: Alta (IBP: 130) Recorrido: 17,4 km Ciclable: NO
Tiempo Total: 5:44 horas Tiempo en Movimiento: 4:34 horas Altitud mínima: 1455 metros
Altitud máxima: 1545 metros Desnivel
positivo: 425 metros Desnivel
negativo: 424 metros
Desnivel acumulado: 849 metros Fuentes:
SI Sombras: 50%
Recomendada: todo el año Realizada:
08-02-2020 Señalizada: NO
Descripción:
Dejando de lado el antiguo camino, el resto puede verse con
un recorrido que no supera los ocho kilómetros; desde el Puerto de Navafría o
desde el Área Recreativa de Las Lagunillas.
Nuestra finalidad, sin embargo, es más ambiciosa en recorrido,
desnivel y dificultad, superando si es posible los mil metros; cosa que hemos
conseguido con creces; sobre todo en la dificultad, al declararse una ventisca
de nieve en el meridiano de la ruta y punto más alejado de zona habitable.
Comenzamos la marcha en la plaza de la Iglesia Parroquial El Salvador; en el mismo pueblo de Lozoya, saliendo por
c/. de San Juan. Subimos unos escalones, cruzamos la ctra M-637 y continuamos
de frente por el Camino Viejo de Lozoya; que yo he denominado de Segovia, para
diferenciarlo de los que unen los pueblos del valle.
Vemos el panel informativo del km-1, de los Caminos Naturales
del Valle del Lozoya, al finalizar las viviendas cruzamos el Arroyo de la
Fuensanta y frente a unos corrales, el camino vira a derecha;
enfilando al norte. Pasamos el hito del km-2 y llegados a una bifurcación (2,28km), dejamos el camino/pista y tomamos el ramal de la
izquierda que denota estar en desuso; aunque sí, se reconoce la senda
transitada.
En éste tramo de quilómetro y medio, se cruza la carretera
tres veces, se roza la Curva del Grillo –una curva muy pronunciada
de la carretera- y además hay un corto espacio, en que el camino y senda ha
desaparecido (posiblemente desde la construcción de la calzada); pero el
terreno es andable y solo supone, vencer una corta pendiente y salvar el
quitamiedos de protección.
Al otro lado de la carretera, estamos dentro del P. N. de
la Sierra de Guadarrama y el camino vuelve a ser
bien visible. Más arriba, dejamos a la izquierda una caseta/refugio y desembocamos
junto al pequeño aparcamiento del Puerto
de Navafría (1:50h – 5,9km), cruce de
caminos y límite de provincias y autonomías. El trazado desde el primer cruce
con la carretera, hasta el puerto; coincide con la vía pecuaria Colada de Lozoya al
Puerto de Navafría.
Con sentido hacia poniente y sobre el rastro del PR-M 32, pasamos un torno y entramos en tierras segovianas de
Navafría. Vemos el desvío al Área Recreativa de Las Lagunillas, junto al cual
hay un poste indicativo y da comienzo, la larga pendiente que termina en el Alto de Nevero; con rampas de hasta el
38%. Subida durante la cual, el tiempo se desentiende de lo previsto y suelta
una leve granizada.
Con una limitadísima visibilidad, avanzamos y vemos, o mejor
digo imaginamos a siniestra, el gran nevero que se almacena por encima del hoyo
de las lagunillas. De nuevo en la Comunidad de Madrid y entre restos de
trincheras y edificaciones o muros cortavientos de la guerra civil, aparece de
golpe, el robusto vértice geodésico del Pico
del Nevero (3h – 9,24km – 2.208m), o simplemente
Nevero.
En el punto más alto del tramo serrano, entre el macizo de
Peñalara y el Puerto de Somosierra, que son los Montes Carpetanos y novena posición del
ranking de los dosmiles del Guadarrama; se desata la naturaleza con una
tormenta de nieve y viento; que nos hace sufrir una fuerte sensación térmica y nos
obliga a recurrir a todo nuestro material de protección.
Orientándonos con respecto al punto geográfico y localizando la
senda que baja hacia el sureste; la seguimos y gracias a estar muy bien
señalizada, con hitos de piedra; nos facilita su seguimiento, sin tener que
consultar el gps, llegando en menos de veinte minutos, a los Hoyos de Pinilla (9,90km), al
borde de lo que fue una morrena glaciar.
En
éste pequeño circo, rodeado de lanchas pulidas, por el milenario trabajo del
rozamiento glaciar, se forman dos lagunas, semejantes a las de Peñalara; aunque
de menor entidad, no dejando de tener su singularidad, que recuerda el fenómeno
geológico, que cubría el Guadarrama hace miles de años, y cuyas huellas aún
perduran.
Tomado el tentempié y el calentito café, y sin haber podido
apreciar la belleza del lugar por la intensa niebla, proseguimos por la senda y
sobrepasado un muro de piedra, regresamos al T. M. de Lozoya; llegando poco
después al Mirador del Cuervo (3:55h – 11,1km).
Estupendo balcón sobre un colmillo de cuarzo, desde el que deberíamos
haber disfrutado de la preciosa vista del Valle del Lozoya y sus pueblos,
los Altos
del Hontanar, Sierra de la Morcuera y Cuerda Larga; pero que hoy también nos lo perdemos.
Haciendo un atajo de algo más de medio kilómetro, por terreno
de fácil andadura, salvamos el incipiente Arroyo del Palancar y enlazamos
con el camino que une las dos áreas recreativas de; Las Lagunillas y El Mirador.
Justo en éste momento salimos del Parque Nacional y tomando a la diestra;
pasamos muy cerca del Área Recreativa El Mirador –que queda a siniestra- y
en la siguiente bifurcación (4:30h - 12,9km), dejamos el buen camino; para virar otra vez
a la derecha.
Un camino pedregoso, que lleva hasta el Arroyo del Palancar (13,5m), que
tenemos que volver a vadear; ahora bastante más crecido. Al otro lado continuamos
por un trazado embarrado y luego alfombrado de hojas de roble. El día, por fin
se despeja y divisamos el Embalse de Pinilla y toda la panorámica que antes no
pudimos.
Llegados a otro cruce (15,2km), proseguimos de frente por el Camino de Peñas Huecas, que luego se enmarca entre muros de piedra
y robles. El añejo camino termina en una barrera, pasamos junto al depósito de
agua del pueblo y andamos cercano al cauce, que ira reuniendo las aguas de
todos los arroyos que hemos abarcado en nuestro recorrido; finalmente cruzamos el
Arroyo
de la Fuensanta, cuyo nombre ha predominado sobre el resto de los arroyos y terminamos
la montaraz y aventurera ruta.
¡Menudas reseñas te haces! Enhorabuena. Un abrazo.
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