Tipo de Ruta: Circular Dificultad: Alta (IBP: 71)
Recorrido: 11,2 km Ciclable: NO
Tiempo Total: 6:21 horas Tiempo en Movimiento: 3:15 horas Altitud
mínima: 1025 metros
Altitud máxima: 1609 metros Desnivel
positivo: 668 metros Desnivel
negativo: 668 metros
Desnivel acumulado: 1336 metros Fuentes:
NO Sombras:
10%
Recomendada: evitar con hielo o nieve Realizada: 09-10-2019 Señalizada: NO
Descripción:
Después de mucho
tiempo -que rápido pasa el puñetero- me reencuentro con el magnífico y numeroso
grupo del Gmsma, con casi la mitad de caras nuevas y bastante más equilibrado
entre participantes masculinos y femeninos; gracias a los esfuerzos de Antonio
y Paco Nieto, así como el hecho de publicarse las rutas en El Adelantado de
Segovia; provincia que ya aporta una buena representación.
Sobre las diez y
media, hora establecida para iniciar la salida desde el primer aparcamiento en
la zona de Canto Cochino, van apareciendo los vehículos y descargando los
entusiasmados senderistas, para vivir otra agradable jornada en La Pedriza.
Como siempre, saludos, besitos y abrazos entre todos los participantes y cuando
menos te lo esperas; echamos a caminar.
Sobre el trazado del GR-10, seguimos la ruta diseñada por Paco Cantos
(especialista en La Pedriza) y dirigidos por Antonio y sus lugartenientes;
Julián y Santiago (lo digo por los walkie talkie), cruzando el Río Manzanares y el Arroyo
de la Majadilla; hasta entroncar
con la Senda las
Formas de La Pedriza, que junto al arroyo se dirige al norte por la antigua vía
pecuaria Cordel del
Hortigal.
Dejando a derecha
varios desvíos que llevan hacia El Yelmo, pasamos la Pradera de los Lobos -que años atrás fue espacio de acampada-
viendo en el centro la roca conocida como El
Cerdito o El Perro, dependiendo
de las dioptrías o las copas de anís que te hayas tomado. Lo seguro es, que al
fondo vemos La Pedriza Posterior, arriba a la derecha Peña Sirio y a la izquierda, el Cancho de los Muertos.
La zigzagueante vereda
nos deja en el Prao Peluca, unos
metros por debajo del Refugio Giner de los Ríos, primera parada para reagruparnos y que corra
el tiempo. De la misma forma, cuando estás acomodado ¡coño! Que comienzan otra
vez a andar. Continuando por la misma senda hacia el noreste, que sube al Collado de la Dehesilla, encontramos el gigantesco peñasco de, El Tolmo; cuya sombra se merece otra
parada, ésta para tomar el primer tentempié.
Pasados los minutos
justos y calculados, proseguimos la andadura girando nuevamente al norte, vadeando
el Arroyo de la Dehesilla y con dirección al conjunto de rocas en torno
a, El Pájaro o Gran Pinganillo; haciendo una corta incursión a la izquierda, para ver
la piedra conocida como La Calavera.
A partir de aquí el
terreno se pone interesante provocando en el grupo una lógica algarabía. Serán ochocientos
metros de auténtica pedriza, con rampas de hasta el 58%, en los que invertimos
algo más de hora y media, hasta encaramarnos en una <plataforma> situada
entre La Muela y Los Guerreros; donde ahora sí, con toda la razón, nos
premiamos además de con las extraordinarias vistas, con el bocata, que cada
cual según capricho, se lo come al sol o como el menda y otros varios, que
elegimos la sombra dentro de un pilancó o
marmita de gigante.
Transcurrido el
tiempo establecido, desmontamos del mirador y dejando a la izquierda por orden:
La Torre de las Arañas Negras, Torre
del Buitre Negro y el Cancho Buitrón, atacamos el mejor tramo de la ruta; donde la colectividad
entra en éxtasis, y por fin; alcanzamos un pequeño <jardín>, poco antes
de la bifurcación, siendo la parte más alta del recorrido, donde se hace otro
descanso.
Reanudada la marcha, en
la bifurcación, giro a siniestra y comienza el descenso por la Senda de los Forestales que nos lleva
hasta la Senda de la Majadilla, o más
conocida como Senda del Arroyo de la Ventana. Sobre éste buen camino, el grupo
aligera el paso –oyéndose rumores, de no sé qué, de la cerveza- y como los
tiempos están para cumplirlos, al llegar a la confluencia del Arroyo de los Pollos y con la excusa de tomar agua; se ordena otro
descanso.
Menos más que el
cronometro, indica que hay que partir y se reanuda la marcha con ímpetu,
cruzando el Arroyo de Poyos y enlazando con el PR-M2, que nos devuelve al punto de partida, a través del tramo
conocido como La Autopista.
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