sábado, 23 de agosto de 2025

Santo Tomé del Puerto, ruta 1 Senda del Caslilla y Cuevas de la Mora y del Ranchón

Santo Tomé del Puerto, Siguero, Iglesia de San Martín de Tours, Dehesa de Siguero y Sigueruelo, Sigueruelo, Iglesia de San Sebastián, Senda del Caslilla, Cueva de la Mora, Abrigo de Cabeza Hermosa, Cueva del Ranchón, La Enebra (árbol singular milenario), Senda de los Lavaderos, Ermita de la Virgen de la Varga. 

M A P A      P E R F I L      F O T O S      Track KML      W I K I L O C      Análisis IBP

Tipo de Ruta: Circular   Dificultad: Baja (IBP: 35)   Recorrido: 12,4 km   Ciclable: NO

Tiempo Total: 4:08 horas   Tiempo en Movimiento: 3:19 horas   Altitud mínima: 1.034 metros  

Altitud máxima: 1.115 metros    Desnivel positivo: 191 metros    Desnivel negativo: 190 metros

Desnivel acumulado: 381 metros      Fuentes: SI      Sombras: 00%     

Recomendada: todo el año      Realizada: 20-08-2025      Señalizada: SI*


Descripción:

Santo Tomé del Puerto, es un municipio formado por cinco núcleos poblacionales, en el que ninguno se llama así: dos al Este de la A1, Villarejo, que se puede decir que ostenta el rango de capital por estar el ayuntamiento y Rosuero; a menos de un kilómetro del Veillarejo. Y tres al oeste de la autovía: Las Radas, Siguero y Sigueruelo.

Con una superficie que supera los 56 kilómetros cuadrados, tiene una población entorno a los 250 habitantes, cuyo gentilicio es tómense, o santotomesano, por lo que dado al estar formado por tan pequeños núcleos no es posible realizar un paseo urbano; siendo así que sus pueblos se visitaran en las distintas rutas que recorren el municipio.

La Senda de las Dehesas de 7,5 kilómetros, sale de Villarejo, pasa por Rosuero y llega hasta el área recreativa Los Bonales. La Senda de los Lavaderos, parte de Siguero y la Senda del Río Caslilla, que se inicia en Sigueruelo; teniendo la Ruta de los Pequeños Exploradores, de muy corto recorrido; dedicada a los niños para que se inicien en el senderismo.

El topónimo de la villa de Santo Tomé tiene un significado evidente. El lugar es de fundación medieval, como denotan su nombre y la advocación de su templo parroquial primitivo. Desde sus orígenes Santo Tomé formó parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, estando dentro del ochavo de Castillejo.

Su patrimonio arquitectónico lo compone en Villarejo, la Torre del Convento de la Orden (siglo XII) y las ruinas de la iglesia, y en el mismo casco urbano, la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, templo de cierta antigüedad, rehabilitado en el siglo XX; y la Fragua, utilizada actualmente como leñera.  

En Sigueruelo, La Iglesia de San Sebastián, templo austero donde destaca la espadaña, y el Toril, construcción para guardar los toros sementales de propiedad comunal y cuidado por todos los vecinos que tenían ganado.

En Siguero, la Iglesia de San Martín de Tours, templo románico que, a pesar de las reformas mantiene su s estructura original, con el añadido del atrio y la espadaña de dos cuerpos. La Ermita de Nuestra Señora de la Varga, templo románico reformado en el XVIII y que un incendio la destruyó en el XX, quedando solo los muros.

A la espalda de la ermita se encuentran las ruinas de las antiguas yeserías, ya que en el cerro y alrededores afloran minerales de yeso, que se extraían y cocían y un poco más al noreste, las ruinas de los Lavaderos de lana tradicionales, de enorme tamaño fueron construidos en 1786, debido a la cercanía de la Cañada Real Soriana Occidental, que hacía un lugar estratégico para el negocio de la lana.

Y finalmente, en Rosuero, la Ermita de San Juan Bautista, pequeño templo de planta rectangular, con cubierta a cuatro aguas. Era una de las tres ermitas que había en el término municipal, junto con las de San Roque en Villarejo y la de San Sebastián, ahora llamada de Santa Ana, en Las Radas.

Respecto a su patrimonio natural, cuenta con ejemplares centenarios de sabinas (Juniperus thurifera), entre las que destaca La Enebra, de Sigueruelo, un ejemplar enorme con un perímetro de tronco de 7 metros. Las sabinas simbolizan mejor que ningún otro árbol la resistencia a la adversidad y la persistencia, tratándose de un árbol muy rústico que crece bien en climas extremos. Tiene un crecimiento muy lento y es longevo, encontrándose ejemplares de más de mil años.

La ruta que se describe es una mezcla de la de Los Lavaderos y principalmente de la del Río Caslilla. Guiados por Victorino, vecino nativo de Villarejo y con segunda residencia, nos acompañan: Julio, Ángel, Fernando, Rafa D. J., Kike y Vicente; saliendo del aparcamiento de Siguero, a la entrada del pueblo y junto a la Iglesia de San Martín de Tours.

Tras andar unos metros por la ruta de Los Lavaderos, dejamos el camino y campo a través nos lleva a la Dehesa de Siguero y Sigueruelo, entrando por una puerta falsa (solo conocida por vecinos autóctonos), donde nos estrenamos en contemplar grandes y viejos ejemplares de sabinas y metros antes de la salida; un abrevadero del que surte un pequeño chorro de agua.

Seguidamente salimos de la dehesa por la puerta principal y entramos en el núcleo poblacional de Sigueruelo, por la c/. de La Dehesa y luego c/. Costanilla; para ver una fuente con placa que recuerda al profesor Gilvert, otra fuente-pilón, una señalización de la Cañada Real Soriana Occidental, y la Iglesia de San Sebastián; cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.

Desde aquí salimos por la señalizada Senda del Caslilla, que discurre en su totalidad dentro del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, además de estar incluida dentro de la Red Natura 2000, como Zona de Especial Conservación Sabinares de Somosierra. Visto un antiguo puente de madera, pasamos bajo la N-110 y en la bifurcación, tomamos a siniestra; siendo el ramal de la derecha por donde regresaremos y donde a pocos metros está La Enebra.

Durante un kilómetro en el que se alcanza la máxima altura del recorrido, la senda ha desaparecido por un nuevo camino abierto para el acceso a las parcelas de reagrupación que se asignaran, viendo una baliza que intentamos colocar para hacerla visible, llegando finalmente al entronque de la senda que bien de Casla, punto señalizado y del que continuamos ligeramente de frente.

Viendo balizas de confirmación llegamos a otro desvío señalizado, en el que proseguimos por la izquierda, senda confirmada por más balizas, que pasa bajo unos bonitos cortados, antes de llegar al desvío de la Cueva de la Mora; cuyo acceso es posible, pero aconsejo llevar repelente de mosquitos. Pocos metros más adelante se presenta la vista del Abrigo de Cabeza Hermosa.

Seguidamente está el acceso a la Cueva del Ranchón, en el que han instalado una cadena, que puede servir de ayuda y confianza para personas con alguna dificultad de equilibrio o vértigo. Ésta cueva es similar a la anterior, pero con una gran entrada en los diez primeros metros; igualmente hay en éstos momentos una gran masa se mosquitos al comienzo de la parte estrecha.


Desde aquí se puede retroceder unos metros para seguir la senda señalizada o continuar por la parte alta, volviendo a encontrarse ambos recorridos luego, en otro punto señalizado y con aviso de peligro por los cortados de gran altura que están a la izquierda. Ahora viene un corto tramo muy vistoso, desde el que se disfruta del valle del Caslilla, con los cortados y desfiladeros que el río ha ido formando a lo largo de los últimos cinco millones de años.

Echando una mirada hacia el sur, se puede admirar la Sierra de Guadarrama y con la vista al frente de curso del río Caslilla y más al fondo la urbanización de Los Cortos, llegamos a otra bifurcación señalizada con panel a Pasil del Moro (tramo de las cuevas) y Casla. Siguiendo a derecha, hay otro desvío, en el que seguimos de frente, tras las balizas de la senda.

Será a partir de aquí donde se presente uno de los tramos más bonitos, por buen camino y escoltado por sabinas centenarias hasta llegar a la milenaria sabina denominada La Enebra

Seguidamente en el desvío, tomamos a izquierda por otro nuevo camino en construcción, para enlazar con la senda de los Lavaderos y finalizar por ella. Pero llegados al entronque de la senda y visto que tenemos a muy poca distancia la Ermita de la Virgen de la Varga, nos acercamos a ella,

tras lo que regresamos para retornar a Siguero, por el trazado de la también señalizada Senda de los Lavaderos, Haciendo eso sí, un pequeño atajo.   

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