viernes, 16 de febrero de 2024

Piñuecar-Gandullas, Paseos Urbanos, Frente de Somosierra y antiguo poblado de Bellidas

Gandullas, Camino de la Nava, Cordel de la Praillera, Peñas Zorreras, Cordel del Bosque, Cañada Real de Velayos, Cabeza Velayos o Peña del alemán, Medialegua, Cabeza Retamosa, Cabeza Piñuecar, Camino Bellidas, Bellidas, arroyo de Pozas, Camino de Aoslos, Reguera La Gandullana, Camino del Molino, Piñuecar, Iglesia de San Simón Apóstol, Camino de Gandullas, Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, Piedra de las Veces o Reloj del Agua.

M A P A      P E R F I L      F O T O S      Track KML      W I K I L O C      Análisis IBP

Tipo de Ruta: Circular   Dificultad: B / M (IBP: 49)   Recorrido: 15,3 km   Ciclable: SI*

Tiempo Total: 5:19 horas    Tiempo en Movimiento: 4:33 horas   Altitud mínima: 1002 metros  

Altitud máxima: 1222 metros   Desnivel positivo: 412 metros   Desnivel negativo: 412 metros

Desnivel acumulado: 824 metros      Fuentes: SI      Sombras: 5%     

Recomendada: todo el año      Realizada: 14-02-2024      Señalizada: NO

Descripción:

Nota: la ruta es ciclable, excepto la subida y bajada a Cabeza Piñuecar y respecto a las fuentes, sólo hay en los pueblos.

Piñuecar-Gandullas, es un pequeño municipio de 18,19 kilómetros cuadrados de superficie, que lo sitúa en el puesto 154 de la Comunidad de Madrid por superficie. Se encuentra al norte, entre los T. M. de Madarcos, Horcajo de la Sierra-Aoslos, La Acebeda, La Serna del Monte, Buitrago del Lozoya y Puentes Viejas.

Tiene una población en torno a los ciento noventa habitantes, cuyo gentilicio es piñuecano / gandullano y está comunicado por la ctra M-132 y el transporte público lo cubre la línea 196 desde el Intercambiador de Plaza de Castilla y las líneas 191B, 191C, desde Buitrago de Lozoya.

Dentro de la Sierra Norte, Piñuécar-Gandullas forma parte de la Subcomarca del Valle Medio del Lozoya, en la que también se encuentran Buitrago del Lozoya, Gascones, Villavieja de Lozoya, La Serna del Monte, Braojos, La Acebeda, Robregordo, Horcajo de la Sierra-Aoslos y Somosierra. En cuanto a la fauna es fácil poder avistar cigüeñas, milano común y el ratonero, y más ocasionalmente tordos, mirlos, zorzales, perdices, abubillas, oropéndolas, picos picapinos y palomas torcaces.

Además, se pueden contemplar en el embalse de Puentes Viejas, sobre todo en la época invernal, aves acuáticas como el frecuente azulón, el elegante somormujo, cercetas, zampullines, y cormoranes. Entre los mamíferos podemos encontrar zorros, conejos, liebres, corzos, jabalíes, tejones, jinetas, comadrejas, erizos y gatos monteses, entre otros. 

Dado los pequeños recorridos urbanos por Gandullas y Piñuecar, he incorporado los vestigios del Frente de Somosierra en la Guerra Civil. El 25 de julio el ejército nacional, ataca fuertemente la línea de Somosierra y consiguen ganar el puerto y túnel ferroviario, que es utilizado como puesto de mando, polvorín y hospital de campaña e intentan avanzar hasta Buitrago; siendo detenidos a la altura de Madarcos por la columna del capitán republicano Francisco Galán, perteneciente a la brigada 13 que estaba en Buitrago del Lozoya.


El ejército nacional, gracias a la intervención de la aviación alemana hacen retroceder a la brigada 13 republicana hasta el cerro Cabeza Velayos; donde se fortifican. Al día siguiente, tropas de Francisco García Escámez, al mando del teniente coronel Cebollino, con los Batallones San Marcial y Bailén ocupan el cordal de las Cebolleras, al Este del puerto, y la parte alta del cordal principal de la sierra, por el Oeste; controlando totalmente la carretera de subida al puerto desde Buitrago.

Durante más de un mes, se lucha para que los nacionales se hagan con la línea de embalses, mientras se construye una intrincada red de trincheras, parapetos y fortines por municipios como Prádena del Rincón, Paredes de Buitrago, Gandullas, etc.; hasta que a finales de 1936 el frente se estabiliza. al no conseguir el ejército sublevado pasar de Buitrago ni to6mar los embalses.

Conformándose ambos bandos con sus posiciones, durante el resto de la guerra, dejaron de atacarse y todo el sector de Somosierra se convirtió en lo que se llamaría un “frente dormido” hasta el fin del conflicto en 1939; dándose situaciones parecidas a lo descrito en la película La Vaquilla.

Para ésta inédita ruta, cuento con la compañía de Angel, Julio, Kike y Victorino, iniciando el recorrido en la Plaza de la Paz de Gandullas, y luego de pasar por la c/. Real donde está el Potro de Herrar, cruzamos la carretera, dejamos la antigua escuela a izquierda y salimos por el Camino de la Nava (por cuyo centro corre el agua); ignorando dos desvíos a derecha.

Siguiendo por el Cordel de la Praillera con dirección suroeste, dejamos un desvío a Piñuecar y proseguimos hacía Peñas Zorreras, torciendo a izquierda poco después (señalizado), para llegar a una de las posiciones más avanzadas del frente republicano; Peñas Zorreras (1,4km). Se trata de un fortín o bunker, con tres troneras, cuya misión era cerrar la parte más meridional del avance nacional y defender el pueblo de Gandullas.

Desde el poste indicativo de la Red Carpetania, en la vía pecuaria Cordel del Bosque, a izquierda se llega al área de descanso, con excelentes vistas de la antigua estación de comunicaciones y al helipuerto; pero la ruta sigue a derecha, viendo marcas amarillo y rojo de las sendas locales. Luego de pasar un zarzo, entramos en tierras de Buitrago del Lozoya y continuamos por la Cañada Real de Velayos.

Después de andar trescientos metros con dirección suroeste, torcemos a derecha y sin senda, subimos a Cabeza Velayos (3,3km), más conocido por Peña del Alemán en memoria de Max Salomón; herido gravemente en defensa de Buitrago del Lozoya. El antifascista germano que huyo de la Alemania de Hitler, encontró en España el motivo para luchar contra el fascismo, al lado de La República.

De ésta cima, posición punta de lanza de la línea defensiva republicana, cuyo cerro estaba repleto de trincheras, en su base habían, dos casas refugio o polvorines y en la cresta, dos bunkers con sus troneras para las ametralladoras; se escribieron poemas sobre los defensores, que aguantaron y no cedieron a los ataques contrarios.

Bajando con dirección Este, cruzamos la Cañada Real de Velayos y al pasar otro zarzo con las marcas amarillo y rojo, pasamos del T. M. de Buitrago al de La Serna del Monte; andando algo más de cien metros por la linde con Piñuecar-Gandullas; hasta girar a izquierda en la bifurcación, para seguir la marca amarillo del muro de piedra.

Ya dentro de la zona controlada por el Frente Nacional, en el cerro Medialegua, vemos el Fortín de La Llorona y terminado el remonte en Cabeza Retamosa (4,7km), vemos que también está lleno de restos de trincheras y bunker con sus troneras; y un refugio subterráneo. Muy cerca está el depósito de agua de La Serna, el cual dejamos a izquierda, al seguir el camino de acceso a él.

Cien metros después, torcemos a derecha (haciendo un atajo) y pasado otro zarzo, retornamos a tierras de Piñuecar-Gandullas, volviendo a pisar el Cordel de la Praillera; que dejamos al pasar un segundo zarzo. En la siguiente bifurcación (5,6km), tomamos a siniestra y sobre doscientos cincuenta metros, dejamos el camino para seguir al norte, por la vaguadilla o surco del agua; para ascender viendo trincheras a Cabeza Piñuecar (6,5km), punto más alto del recorrido. 

Bajo el actual vértice geodésico hay un refugio que enlaza con una tronera y un observatorio, habiendo varios paneles informativos, que desgraciadamente no están legibles. Las extraordinarias vistas nos las perdemos debido a la niebla reinante, por lo que tendremos que regresar en otra ocasión. Con la misma pendiente 23% de media y rampas del 39%, bajamos hacia el Este, cruzando otro zarzo.

Viendo balizas con marca rojo y trincheras, pasamos de senda a camino y llegamos al Cementerio y Camino Buitrago, por el que entramos en Piñuecar (7,9km). Visto el panel de las rutas 4,5 y 6, cruzamos la carretera M-132 y salimos por el Camino de Bellidas; pasando junto al Potro de Herrar.

Antes de llegar al poblado, vemos una señal que indica 250 metros al Altillo de Bellidas, y nos acercamos a investigar. Llegados al punto indicado, resulta ser una posición de una línea ocupada por cañones, también del Frente de Somosierra. Siguiendo por el camino se verá a la derecha y en finca privada la espadaña de la antigua Iglesia de Santo Domingo.

Nosotros retornamos a nuestro camino y pasada una lagunilla, llegamos al Caserío de Bellidas (9,9km), bonita vivienda restaurada y única en el conjunto ruinoso. Según Matías Fernández, Bellidas era en el siglo XVI un pueblo independiente con su alcalde y oficiales, apareciendo a partir de entonces como agregado de Piñuécar. Su población osciló a lo largo de la historia, pasando de once vecinos (unidades familiares) en 1554, a 4 en 1.656 y uno en 1.670.  En 1.534 contaba con taberna y panadería. Según los mayores de Piñuécar, contaba a mediados del siglo XX con 3 vecinos. Bellidas significa hermosas.

Vista la bucólica estampa de los restos de las viviendas, engullidos por la vegetación, seguimos una calleja y luego una senda que baja al arroyo de las Pozas. Salvado por un puente de lajas de piedra,

seguimos la senda aguas abajo, continuando luego por otra bonita calleja que desemboca en el Cordel del Puente Madarcos y Camino de Aoslos a Piñuecar. Habiendo hecho un giro de ciento ochenta grados, marchamos con dirección sur, cruzando otro zarzo y volviendo a pasar sobre el arroyo de Pozas.

Luego pasamos dos pasos canadienses más y cruzamos La Gandullana, reguera que servía para regar los huertos, linares o prados de los vecinos, con el tiempo controlado por la piedra de las veces, en cinco franjas; mañana, trasmañana, siesta, tarde y noche. 

Por el Camino del Molino entramos de nuevo en Piñuecar, viendo otro panel ilegible, junto a la Casa Rural el Bulín. Seguidamente vamos por c/. Cantarranas, doblamos por c/. Mayor y llegamos a la Plaza Mayor (12,7km), donde está el ayuntamiento del municipio y dos bonitas fuentes sin nombre y sin fecha de su construcción; una con dos caños con cabeza de perro y la otra también con dos grifos; rematada con tres bolas, que por apariencia, posiblemente date de mediados del siglo pasado.

A pocos metros de la fuente, en la c/. Alta, está el panel de las rutas 1 y 2, más la 2 de Carpetania. Rutas qué junto con las restantes, hasta las siete que hay en el territorio, iré subiendo. A continuación, vemos la Iglesia de San Simón Apóstol, de una sola nave y una torre rectangular adosada a los pies, de estilo barroco, con cabecera de tradición medieval por su ábside circular peraltado. En su interior se puede contemplar unos retablos, un arco triunfal de medio punto y una pila de agua bendita del siglo XVI.

Una vez hemos andado el tramo común, hasta el cementerio, tomamos el Camino de Gandullas (izquierda), señalizado con poste de la Red Carpetania; que dice que nos quedan algo más de dos kilómetros. Lo que la indicación no decía era que tendríamos que nadar casi más que andar (el ejemplo es algo exagerado, pecado de ser andaluz), pero lo cierto es que, durante kilómetro y medio, la bonita calleja era un río.

Llegados al cruce (14,4km) de la vía pecuaria Colada de la Zarcilla, giramos a derecha (de frente sale a la carretera) y salimos de matamala para entrar en matapeor, menos mal que pocos metros después, la dejamos para seguir por fin; un camino seco que nos lleva a la zona deportiva de Gandullas. En dos pasos más estamos ante la vicealcaldia y Centro de Salud; y la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz.

De reciente construcción (1940), se edificó sobre los restos de la antigua iglesia del siglo XVII, que fue destruida durante la Guerra Civil. La torre fue construida sobre el pórtico, adosada a la nave principal, con un remate de cubierta y un atrio con arcos de medio punto, logrando un templo diáfano y de amplias proporciones. En su construcción se perdió el retablo original que databa del siglo XVIII, pero aún conserva en su interior la “pila de cristianar vasallos” del siglo XV.

En la parte sur de la iglesia, está la piedra de las veces o reloj del agua, que marcaba los turnos de riego de la reguera la Gandullana, que trae el agua de la sierra de La Acebeda. Finalizando la ruta en el punto de partida. 

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