Tiempo Total: 3:48 horas Tiempo en Movimiento: 3:05 horas Altitud
mínima: 1417 metros
Altitud máxima: 1607 metros Desnivel
positivo: 271 metros Desnivel
negativo: 269 metros
Desnivel acumulado: 540 metros Fuentes:
NO Sombras:
60%
El paseo de hoy
es una excusa para darnos un festín, en la casa que Jorge tiene en Peguerinos.
Voy en compañía de: Sol, Antonio, Carlos, Emilio, Enrique, Fernando, Jorge,
José Luís y Paco; echando de menos a Santiago y con la
compañía de Manu; solo en la comida; que pienso yo que se diría ¿si hay que ir
se va, pero ir pa na? con participar en el manduqueo, es suficiente. Lo digo
sin acritud.
Estacionamos los vehículos en la carretera de Peguerinos al Puerto de Malagón, con el Camino de las Navacuelas –que lleva al Campamento de Peñas Blancas- andados unos metros por la calzada, tomamos la senda que parte a la izquierda y atravesando la zona de, El Respernadero; nos dirigirnos al conglomerado berroqueño de Peñas Blancas (0,945km) que alcanzamos al cuarto de hora.
Lo bordeamos por su lado Norte y al ver una ventana (2km), somos cuatro los que nos sentimos atraídos pasar por ella. Una vez en el otro lado y reagrupados, arribamos al Refugio de la Naranjera (2,50km – 1.607m), máxima altura de la ruta. Retrocedemos unos metros y traspasando el muro de piedra, subimos al Mirador del Valle de Cuelgamuros; desde el que se contempla la magnífica vista del Monasterio y la grandiosa Cruz del Valle de los Caídos, sobre el Risco de la Nava.
Salimos de éste balcón por un estrecho pasillo y enlazamos con la senda del GR-10, por la que bajamos unos trescientos metros. En la bifurcación, viramos a la izquierda para proseguir descendiendo por la vereda que finaliza (4,1km) en el Camino de las Navacuelas. Lo seguimos a derecha hasta el Campamento de Peñas Blancas (4,6km) y entrando en él, aprovechamos sus mesas para hacer la parada técnica y comer el frugal almuerzo; pues nos reservamos para la parrillada.
Salimos del campamento atravesando una gran pradera y enlazando con el Camino de Canto Herrero -continuidad del de Navacuelas- renunciando a la cómoda vía en trescientos metros y antes de llegar a un regato. Sin cruzarlo, giramos a la izquierda y pasando junto a vestigios de trincheras, nos adentramos en un jaral no muy denso.
Aquí comienza la búsqueda de una pequeña roca, con una “cara grabada”, que dice Jorge, tiene que estar por aquí; encontrándola antes de lo esperado (5,7km). Para los interesados, 40º39´07.62 N y 4º11´03.33 O; ésta es la localización. Hechas las fotos que atestigüen que existe el <monumento>, continuamos hacia el Oeste y vadeamos el arroyo de Collado Hornillo (6,7km), gracias a una roca estratégicamente situada.
Ahora con dirección suroeste, dejamos a la derecha el Cerrillo de las Carreterías y la zona de Casa Nuño; antes de cruzar la carretera (7,8km). El camino gira al sur definitivamente y en el punto más bajo de la ruta (1.419m) cruzamos otra vez el arroyo de Collado Hornillo; en ciertas épocas viene muy crecido y es necesario salvarlo por la carretera.
En algo más de dos cómodos kilómetros, atravesando una estupenda pradera (9,04km) y por senda bien visible; llegamos a la roca con la placa conmemorativa del Monumento a la Mariposa Isabelina, (3:33h - 10,7km), Graellsia Isabelae; en honor a su descubridor Mariano de la Paz Graells. Zoólogo y por aquel entonces, director del Gabinete de Historia Natural y del Jardín Botánico de Madrid.
La primera localización fue en Pinares Llanos, cerca del Monte Abantos. Actualmente se ven en zonas de la Península Ibérica como: la Sierra de Guadarrama, Sierra de Albarracín, Montes Universales, Serranía de Cuenca, Sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz, puertos de Beceite y Pirineos.
Es una mariposa nocturna, de gran envergadura y belleza; estando considerada la más bonita de Europa. Los adultos miden unos 9 cm de envergadura alar, su cuerpo es grueso cubierto de pelos marrones-rojizos. Las alas son de color verde azulado, venadas de ocre rojizo y con bandas negro parduscas, con un llamativo ocelo central azul y amarillo en cada una de ellas, siendo las posteriores alargadas en forma de colas, y más largas en los machos.
Ya solo nos queda una corta distancia hasta el punto de inicio, que apuramos en dos zancadas; deseosos de coger los coches y trasladarnos al motivo principal del día ¡la comilona! No puedo dejar pasar la oportunidad de reiterar las gracias a Jorge, por abrirnos su casa y poder pasar un magnifico rato, disfrutando de la barbacoa.
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