Manzanares el Real, Cordel de Prado Herrero, El Jaralón, Peñas Sordas, Las Pirámides, La Cara, PR-M 1, Senda de la Rinconada, La Gran Cañada, GR-10, Cordel de La Pedriza, La Raja, Arroyo de Santillana.
Tipo de Ruta: Circular Dificultad: Alta (IBP:89) Recorrido: 13,4 km Ciclable: NO
Tiempo total: 6:20 horas Tiempo estimado: 5:30 horas Altitud mínima: 941 metros
Altitud máxima: 1599 metros Desnivel
positivo: 812 metros Desnivel
negativo: 810 metros
Desnivel acumulado: 1622 metros Fuentes: NO Sombras: 5%
Recomendada: evitar con nieve o hielo Realizada:
04-12-2017 Señalizada: NO
Descripción:
Enterados de la
existencia de unas pirámides en la parte oriental de La Pedriza Anterior, no
hemos tardado en trazar una ruta para verlas, andar un corto trozo del
intrincado sendero del PR-M1, y regresar por el nuevo trazado del GR-10, que
comparte camino con el Cordel de La Pedriza.
El “campamento
base” lo situamos en la bifurcación del Cordel
de Prado Herrero, situada pasada la finca de El Berrueco o “El Canto
Chonina” según el letrero situado en la puerta, donde dejamos los vehículos.
Partimos a
las 09:16h en dirección Norte, siguiendo
la vía pecuaria y el antiguo trazado del GR-10. Traspasamos un portillo y cruzamos
el Arroyo de Santillana (0,82km);
dejando de lado “el cordel” y continuando por un camino con buen firme; que pasa
junto a una granja, con un letrero indicando que estamos en el Monte de Las
Pedrizas, El Rincón y el Jaralón,
El camino/pista lo
va rodeando y llegamos a otro desvió (1,67km); de frente lleva a una cantera
clausurada y prosigue el antiguo recorrido del gran sendero. Nosotros perseguimos
la vía que parte a la izquierda y se adentra en el monte. Superada una vivienda
a nuestra derecha (2,12km), dejamos el camino y nos vamos en el mismo sentido
para ver la gran herida que la cantera de gneis ha dejado en la tierra.
Regresamos a la pista y avanzamos hasta una valla (3,19km). Torcemos a la diestra y progresamos sin senda, cercanos a la alambrada; persiguiendo un rastro de hitos y confirmando con el GPS, hasta encontrar el lugar apropiado para traspasarla.
Un gneis es una roca formada en un proceso de
metamorfismo regional de grado medio-alto, estando asociado a grandes
superficies de la corteza terrestre, relacionado normalmente con la formación
de montañas y zonas de subducción. Su uso es variado comprendiendo desde la
decoración de interiores, encimeras, piedra de construcción y áridos
decorativos.
Regresamos a la pista y avanzamos hasta una valla (3,19km). Torcemos a la diestra y progresamos sin senda, cercanos a la alambrada; persiguiendo un rastro de hitos y confirmando con el GPS, hasta encontrar el lugar apropiado para traspasarla.
Continuamos ascendiendo, salvando obstáculos, aunque ninguno de gran importancia. La zona esta despejada y se anda bien. De manera que sin darnos cuenta estamos en un pasillo natural, cruzando Peñas Sordas y viendo una enorme explanada de frente, donde suponemos que esta nuestra primera meta. Alcanzado este enorme llano (1:50h - 4,22km – 1.444m), estamos junto a una de las pequeñas pirámides.
Un gran hito de piedras, formado a imagen y semejanza de las
pirámides de Egipto. Es merecido agradecer, el trabajo realizado en levantar estos
cuerpos geométricos; de aproximadamente
dos metros de lado, dando a este espacio un aire enigmático.
Cumplido el
principal objetivo y tomadas las obligadas fotos, incluida la del grupo. Nos encaminamos en busca de Las Cuatro Damas
y La Cara. Desde aquí si que
recorremos una senda suficientemente visible, disponiendo de mejores vistas de
La Pedriza Posterior y hasta de La Bola del Mundo. Después de mil metros andados,
logramos estar al pie de las piedras características (2:35h - 5,19km – 1.566m). Pasan de las
doce y hace un sol que reconforta, nos acomodamos y nos trajinamos los bocatas,
ayudado de un vinito y finiquitando el festín, con café y chocolatinas.
Puestos en pie,
damos una mirada, para ver que no olvidamos nada y nuevamente en marcha; en dos
zancadas pisamos el PR-M1. Lo seguimos a izquierda, pasando entre
Los Fantasmas (a la diestra) y El Acebo (a
la siniestra), conquistando la máxima altura sobre los (5,52km – 1.600m),
coincidiendo con la primera bifurcación (5,57km); que de frente sigue hacia El
Yelmo.
Nosotros continuamos ya en sentido Sur, como lo haremos en los dos
siguientes desvíos; pues en ambos, la senda de la derecha conduce al Yelmo.
Después de la
tercera ramificación (6,12km), el itinerario del PR-M 1,
es conocido igualmente como Senda de la Rinconada o Senda Maeso.
El tramo hasta la Gran Cañada es tortuoso y algo difícil, pero bien señalizado;
gracias a los voluntarios que participaron con la Federación Madrileña de
Montañismo.
Superado este trecho, aterrizamos en el Cordel de la
Pedriza y GR-10 (4:35h – 7,6km - 1275m) –conocido por
todos como, La Gran Cañada- una enorme “pradera” de kilómetro y pico; entre la
Senda Carboneros y la Senda Maeso <PR-M1>
Tras reagrupado el
grupo y habernos hidratado, perseguimos el nuevo trazado del GR-10, hacia el Este. A izquierda dejamos Peñas
Cagadas; donde vemos dos escaladores, avanzar en su pared vertical. Luego de un
pequeño remonte, dejamos a la derecha el Cancho
Pilar y afrontamos la segunda y última gran bajada que nos deja en el Arroyo del Recuenco (9,94km – 941m),
punto mas bajo de la ruta.
Un par de subidas y bajadas nos acerca a una finca por la izquierda (11km), con una pequeña alambrada. Dado que algunos integrantes no han visto La Raja, y solo estamos a menos de doscientos metros, no se les va a presentar mejor ocasión.
Esta hendidura, al igual que la anterior es otra tajada que le
quitaron al terreno, para extraerle en esta ocasión, el preciado pórfido, que contenía en su
interior. En este caso, la raja esta dividida en dos tramos, a los cuales se
puede acceder. Siendo la segunda la más conocida, por ser lugar de práctica para
escaladores noveles.
Retornamos al
camino del gran sendero, vadeamos otra vez el Arroyo de Santillana y pasamos por la puerta de entrada a la finca
Los Aljibes; que contiene un yacimiento visigodo (siglo VI-VII) y una cueva con pinturas rupestres de la Edad
del Bronce.
Finalmente
volvemos al Cordel de Prado Herrero, dando por terminada la excursión. Aunque
hemos invertido seis horas y 20 minutos, lo cierto es que se puede realizar en
el entorno de las cinco horas.
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