Cantalojas, Hayedo de la Tejera Negra, Senda del Robledal, río Lillas, aparcamiento interior, Senda de Carretas, arroyo Carretas, Mirador de Mata Redonda, Tejo Centenario, Senda del río Zarzas, Collado del Hornillo, Rebollo centenario de las Güensas, Mirador de la Torrecilla, Collado de la Hoya, Puente de las Tainas.
M A P A P E R F I L F O T O S Track KML W I K I L O C Análisis IBP
Tipo de Ruta: Circular Dificultad: B / M (IBP: 76)
Recorrido:
21,7 km Ciclable: NO
Tiempo Total: 5:27 horas Tiempo en Movimiento: 4:56 horas Altitud
mínima: 1339 metros
Altitud máxima: 1640 metros Desnivel
positivo: 640 metros Desnivel
negativo: 637 metros
Desnivel acumulado: 1277 metros Fuentes:
NO Sombras:
25%
Recomendada: otoño Realizada:
02-11-2024 Señalizada: SI*
(distintas balizas)
Descripción:
La ruta de hoy con Santiago,
es especial por dos razones, primera porque nos acompañan, su mujer Nuria; ya
bregada en la práctica del senderismo con rutas al Pico del Lobo, La Peñota o el
Mondalindo en su haber, y su hija Paula, primera que hace conmigo y que ha
respondido con nota de sobresaliente. La segunda razón es el lugar, uno de los hayedos
más meridionales de Europa, junto con el de Montejo de la Sierra; en la
provincia y Comunidad Autónoma de Madrid.
El Hayedo de la Tejera Negra, integrado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, se conserva gracias al excepcional microclima, gracias al abrigo de la Sierra de Ayllón, situado entre los ríos Lillas y Zarzas o arroyo de la Hoz (Sorbe en algunas publicaciones); que nacen de la zona entre el Collado de las Lagunas y La Buitrera; y su nombre se debe a la existencia del Tejo Negro, árbol de singular belleza, muy longevo y antiguamente muy cotizado por su madera para construir arcos.
El bosque permanece entre dos
valles flanqueados por altas y afiladas crestas rocosas. La arboleda de hayas, su
mayor atractivo, tiene en otoño una mezcla de colores, que le da un ambiente de
cuento de hadas, con el musgo de sus suelos, rocas y hasta sobre troncos de
árboles vivos; y su silencio, hoy no tanto dada la gran afluencia de público.
En el extenso recorrido que
abarca la Senda del Robledal más la Senda de Carretas, hemos visto robles
melojos, pinos silvestres, tejos, acebos y abedules, creciendo en su suelo el
apreciado Boletus Edulis; que no hemos localizado ninguno, seguramente por
nuestra ignorancia, así como en el cielo sobrevuela el águila real, sobre
corzos, zorros y jabalís, que pueblan el lugar.
Partimos del amplio aparcamiento frente al Centro de Recepción, donde no hay que hacer reservas, solo exigible para entrar con el vehículo al aparcamiento interior; situado siete kilómetros y medio más adentro. Así que desde la cota de los mil trescientos setenta metros, caminamos con el camino a la derecha, por senda señalizada con balizas con franja verde.
Sobre medio kilómetro dejamos el desvío señalizado a izquierda (por el que regresaremos), prosiguiendo por al camino de acceso al hayedo, hasta que cruzado un paso canadiense; la pista cruza al otro lado del río y nosotros continuamos por su margen izquierda (1,6km); tras las balizas señalizadoras. En el tramo de cinco kilómetros y medio, siempre cercano al río Lillas, vemos varias balizas confirmando el trazado y otras con indicación de algún pequeño giro; y pasamos junto a la ruina de un antiguo tinado.
Finalmente llega el punto más
conflictivo, el vadeo del río por unas grandes piedras, pero sin buena base
para los pies, hecho que algunos prefieran descalzarse y pasar sobre el cauce.
Parece increíble que una senda señalizada y promocionada en un Parque Natural,
carezca de un paso aceptable para salvar el río, hecho achacable a la
colocación de personal amigo, sin la más mínima preparación ni conocimientos. Decir
que lógicamente he procedido a hacer la pertinente reclamación al Parque, para
una solución al problema, o adecuan la senda o que se advierta y deje de
promocionar.
Cruzada la zona de
aparcamiento (7km) y sobre la
cota de los mil cuatrocientos metros, iniciamos el recorrido de la Senda de Carretas, con un gran número
de personas por delante y por detrás, viendo paneles informativos y transitando
junto al río Lillas. Vamos con dirección noroeste siguiendo las abundantes
balizas blancas, del antiguo camino utilizado por los carros que transportaban
el carbón que se obtenía en el hayedo.
Luego vemos la unión del arroyo de Valdehorcajo, poco después la
senda se separa del río y cruzado el arroyo Carretas (8,5km); subimos
cercano a él, adentrándonos en el auténtico hayedo y transitando por el tramo con
más desnivel, con pendiente media del 12% y rampa del 31%. En ésta parte vemos
senda empedrada, paneles informativos, puentes de madera y de piedra sobre regatos
y el propio arroyo.
Disfrutando del mayor
colorido que se pueda imaginar, un panel informativo dice que en el hayedo además
de las hayas, también hay robles melojos, algún serval de los cazadores, álamos
temblones, pinos silvestres y tejos. Sobre mitad hay una réplica de una
carbonera con su panel informativo y otro sobre la fauna que lo puebla.
La carbonera es una especie de choza, toda repleta de pequeños y
medianos troncos, recubierta con tierra, con un orificio en el cono que hará de
chimenea, dejando por debajo respiraderos para alimentar la combustión; y
pasados varios días, la madera se habrá transformado en carbón.
Terminada la subida(10km), un poste soporta las tres opciones, la senda por
donde hemos subido, la senda a seguir y la dirección al Mirador de Mata Redonda, poblado de visitantes y al que nos
dirigimos; después de quedarnos boquiabiertos, por la explosión de colores que
se nos presenta. Hecho un pequeño descanso, tomado un tentempié, leído el panel
informativo y tomadas las convenientes fotos, proseguimos con la ruta que nos
lleva hacia el sur.
Por la parte más cómoda de la
Senda de Carretas, seguimos disfrutando del variado colorido, cruzando arroyos
por pequeños puentes de piedra, viendo un buen ejemplar de tejo y comenzando a aparecer
los pinos mezclados entre las hayas; llegamos al enlace con la Senda del Robledal (11,9km), que dejamos en el aparcamiento y comparte el tramo
con el cierre de la Senda de Carretas.
Con la aparición de la gayuba
con sus hojas verde oscuro, que tapizan los pequeños taludes y roca, seguimos
transitando entre hayas, pinos y robles, hasta llegar a una buena pista (12,8km) y ruta del río Zarzas, donde una indicación señala a Cantalojas (distancia
11 kms), habiendo a la derecha un buen mirador natural.
Tomando a izquierda, pasamos seguidamente por el Collado del Hornillo y en el siguiente desvío, señalizado con baliza verde; continuamos a siniestra por el mismo camino/pista, en apreciable descenso. Llegados a otra bifurcación (15,4km) con indicación al Centro de Visitantes, Senda del Robledal y Senda del río Zarzas; seguimos de frente por tramo compartido por éstas últimas.
Poco después en otra bifurcación, la Senda del río Zarzas (que es ciclable) sigue a izquierda y nosotros continuamos ligeramente a derecha por la Senda del Robledal; viendo balizas verdes de confirmación. Luego vista la información, nos desviamos unos metros para ver el estupendo ejemplar del Rebollo Centenario de las Güensas.
Seguidamente pasamos por el Mirador de la Torrecilla y con la confirmación de numerosas balizas y entre jaras, bajamos al amplio Collado de la Hoya (17,8km),
remontamos y descendemos cruzando la ruta del río Zarzas, para llegar a una pradera con poste informativo, cercano a los restos de otro tinado, tinadas o tainas. Acto seguido cruzamos el río Lillas (20km) por el antiguo Puente de las Tainas, compuesto de lajas de piedra con dos vanos.
Ya solo queda remontar hasta el camino de acceso del hayedo y finalizar por el tramo andado al comienzo; soportando una ligera lluvia.
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